08/04/11


"Lamento por la maldición de Dios a Caín"


Toma para ti la tierra: es tu refugio.
Toda la tierra tuya, la que es tu cuerpo.
Terrenal cuerpo encizañado de semillas
que apenas sí germinan ya se pudren.

Refúgiate en las cuevas.
Ahonda bajo bosques tu guarida.
Allí donde te metas, verás mi Ojo perseguirte.
Implacable mi gran Ojo duro, sin pestañas:
ojo puro, ojo
que todo lo mirará viéndote siempre.

En pozos que te ocultes, los leones
con hambres que no calman mis ovejas,
querrán hallarte un día y acosarte
con ímpetu de arcángeles rebeldes.

Querrías que la sangre de tu hermano
no fluya de tus dedos? Qué gran viento
podrá llevarse el grito degollado?

Mi Ojo nunca duerme. Pupila sin sus párpados
te ve y te verá, anda que anda,
huyendo de mi ira irrestañable.
La tierra para ti!

Me verás en ojo inmenso; el mundo
para ti todo es mi Ojo.
Húyme, Caín!
Voy a mirarte
por los siglos de mi luz:
hasta que ciegues.

Yo sé que hablaste así. Tú a mi hijo.
Los dos perdí a la vez, los dos que hube.
Héteme ya sola con ele hombre.
Sufrí más que gocé. Qué es la ventura
sino lucha que descuaja mis entrañas?

Se ha hecho de mis frutos horas torvas;
infiernos de mi vientre; virus triste
para la tierra carne nueva...
Ya es vaho que revuelve mis piedades
el día fugitivo en que la gloria
cabía entre nosotros: yo y el hombre.

Derrámame simiente perdonada.
Déjanos, Señor, que te ofrezcamos
hijo que no duela de tu ira.
Quiero ya dormir. Dame tu sueño.
Tú tienes tanto sueño en tus mansiones!
Gimiendo las centellas curva el trueno
mi espalda y mi cintura...
Miedo de la tierra,
tengo miedo!

  Carmen Conde in " Mujer sin Edén", Ediciones Torremozas, Madrid, 2007, pp 55 - 56.
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