28/03/12

" Pero qué es una poesía que ya no quiere dejarse llevar por el canto? "

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" Poema 2 do ciclo Nombrar Namur "

En el hombre, la voz que canta se escucha bajo la voz que habla.
La voz del canto está al fondo de la garganta más cerca de los pulmones que la palabra.
Que asimismo está más hacia adelante, hacia afuera, cerca de los dientes,
Más cerca del afuera.
La voz del canto está atrás, más atrás, en el desfile que enfila la respiración a la salida de los pulmones.
La voz del canto es alimentada directamente por la respiración de los pulmones.
Que asimismo son alimentados por el corazón y el pulso de la sangre.
La voz del canto es como un clima interior.
Un cielo interior.
Respiración y sangre forman um especie de microclima que se parece un poco al de las playas litorales.
El mar, la sangre.
El viento, el respirar.
Las olas, la onda del canto.
El cielo, qué pintaria al cielo en todo esto?
El cielo sería la oreja que escucha.
La voz del canto se calienta directamente con la sangre de las arterias pulmonares.
Es lo que hace que los hombres tengan la voz más o menos cálida,
Eso se debe al corazón, eso se debe a la sangre.
Ved qué bien nos informan los aparatos de teléfono o micrófono que son como los intrumentos médicos para auscultar la voz.
Son lupias, son filtros para detectar, concentrar lo que en las voces llega de verdad desde la pequeña caja pulmonar de resonancias vocales.
Excluyendo todos los parásitos.
Al abrigo de toda interferencia externa como el coeficiente de enfriamiento de la palabra al contacto del aire.
Como el coeficiente del ángulo de incidencia de la penetratión de la palabra en el aire.
Así pues, poniéndome como mi proprio ejemplo, observo que en la conversación corriente mi voz es sorda.
Oigo que no la oyen.
Oigo también que no tengo especial empeño en que la oigan.
Esto explica aquello.
Conservo dentro lo más cálido de mi cálida voz bien calentita.
En su cielo, en mi clima interno.
Existe una intimidad de la voz.
Una intimidad escondida, un pudor de la voz.
Un pudor casi sexual o amoroso de la voz.
No siempre empleo mi voz con todo el mundo.
Ni mi playa con ondas vocales.
Ni mi sangre.
No soy un donante de sangre vocal universal.
No soy un tenor ligero en continuo arrullo.
Soy un barítono claro.
Barus, en griego, quiere decir grave.
Grave pero claro.
Soy muy sensible al barómetro.
Pongo más o menos tensión, calor en mi voz según las circunstancias.
Fuerzo más o menos la caldera.
La voz es un órgano de seducción.
La voz es un órgano sexual.
Del que tiene, por cierto, casi la forma y los atributos.
Órgano sexual de lo alto.
En los pájaros el canto sirve para aparearse.
Mas, para qué sirve la voz cuando se es poeta?
Para qué clase de apareamiento puede servir la poesía?
Sobre todo cuando ya no canta.
Cuando ya no quiere saber si confunde la voz de canción con la voz de palabra.
Cuando quiere ser poema no cantante.
Cuando confundiría casi con un parásito su ritmo interno prosódico irreprimible.
Un parásito de la sangre antigua residual.
Pero qué es una poesía que ya no quiere dejarse llevar por el canto?
Es decir, por el corazón, la sangre, el clima pulmonar?
Se puede no querer seducir, en poesía?
Sin duda, si se quiere permanecer soltero.
En el celibato del poema.
Sin duda.
En tales condiciones el pudor climático ya no basta.
Hay que bajar el barómetro.
Regular de otro modo la caldera pulmonar.
Del pudor pasar a la frialdad.
Gregoriana?
Aún no es bastante rigurosa!
Oyes, Reverdy?
Ajusta un poco tu sayal en Solesnes, cariño!
Veo que aún desvelas demasiado tu intimidad.
Tus pulmones yacen por tierra, sucio pequeño surrealista.

     Darras, Jacques. Arqueología del agua, Antología 1988 - 2001. Madrid: Libros del Aire, 2011,
pp 91 - 97 (Edição bilingue com notas e tradução do francês por Miguel Veyrat).
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